Así da gusto trabajar

Hoy hemos repetido el vuelo de ayer, esta vez a esa hora mágica en la que el sol comienza a caer hacia el horizonte y el paisaje se llena de formas y texturas inesperadas. Santi ha vuelto a ser mi compañero de vuelo. Atrapado en el asiento de copiloto de la avioneta, apenas podía girarme para comentar con él los puntos interesantes del paisaje que se extendía bajo nosotros. Pero con gente como Santi, no hacen falta demasiadas palabras para saber que está viendo lo mismo que tú y con la cámara lista para no perder detalle de esta región increíble.