Conocimos a Luis Arellano y a su esposa María Luisa en el poblado El Venado. Coincidentemente, después de sufrir una ponchadura, tuvimos que cambiar una llanta de nuestro vehículo enfrente del pequeño puesto de comida que María Luisa atiende. Mientras almorzábamos, disfrutamos de la platica con ellos y para nuestra suerte, Luis nos comentó que él sabía donde quedaba una mina abandonada con una enorme abundancia de murciélagos. Sin pensarlo, le propusimos que fuera nuestro guía para esa misma tarde. Llegamos a su casa a las 5 p.m. y nos dirigimos al poblado El Zopilote por una pequeña brecha a las faldas de la sierra. Dejamos el vehículo en una curva del camino y caminamos por un sendero cuesta abajo para llegar a la entrada de la mina. El espectáculo fue increíble. Miles y miles de murciélagos salieron al ocaso. Pablo colocó su equipo y sin titubear, capturo la salida de estos pequeños mamíferos, como si fuera un flujo interminable de vida que despierta al anochecer.
¡Gracias llanta ponchada!
05 Oct
Esta entrada fue escrita por octavio, publicada en October 5, 2010 at 4:41 pm, archivada como Diario visual and tagged biodiversidad, fauna, llanta, mina, murciélagos, pablo, ponchadura, retrato. Agregar a favoritos. Sigue los comentarios con el hilo RSS para esta nota.
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