La isla Isabel es un lugar realmente mágico, desde el momento que llegamos hasta que nos fuimos se podían ver miles de aves por todas partes. Mis favoritos fueron los bobos café, estaban anidando en la parte más alta de la isla y llegamos con ellos antes de que saliera el sol.
Los nidos estaban en la tierra por lo que teníamos que ser muy cuidadosos al caminar pues había cientos de ellos. Muchas veces tuvimos que pasar cerca y las madres se quedaban quietas pero si te acercabas un poco más te atacaban sin importarles que su rival fuera muchísimo más grande que ellas. Fue una gran demostración de valentía y amor.
Todo esto y mucho más hacen a la isla un lugar valiosísimo, es importante que la protejamos y cuidemos. El rio San Pedro Mezquital tiene una influencia directa sobre ella por su aportación de nutrientes al mar que logra entre muchas otras cosas generar alimento para muchísimas aves marinas.