En nuestro tercer día Octavio y yo emprendimos una aventura a un río cerca del pueblo El Venado y de regreso fuimos víctima de las banquetas de la calle principal. Por suerte se nos ponchó la llanta a unos pasos de un excelente puesto de comida en donde desayunamos y conocimos a Don Luis, quien más tarde nos guió a una mina abandonada a ver murciélagos.
Una excelente ponchadura
05 Oct
Esta entrada fue escrita por pablo, publicada en October 5, 2010 at 12:52 am, archivada como Diario visual and tagged el venado, guía, llanta, suerte. Agregar a favoritos. Sigue los comentarios con el hilo RSS para esta nota.
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