Una excelente ponchadura

En nuestro tercer día Octavio y yo emprendimos una aventura a un río cerca del pueblo El Venado y de regreso fuimos víctima de las banquetas de la calle principal. Por suerte se nos ponchó la llanta a unos pasos de un excelente puesto de comida en donde desayunamos y conocimos a Don Luis, quien más tarde nos guió a una mina abandonada a ver murciélagos.